CAP.p.69 COMO FUE QUE LA EUCARISTÍA FUE CONCEDIDA A TODOS
Caro lector, no puedo explicarte en qué circunstancias cayó en mis manos
un documento extremadamente importante y significativo. Remonta al año en el
cual, por voluntad del papa Francisco X, el franciscano paraguayo Francisco
Roque Justo Paulo Lucas Santa Cruz, en la Iglesia nos hizo una profunda
revisión teológica relacionada al corazón mismo de la eucaristía.
Decidido a obrar en el sentido de
la amistad hacia el mundo, digamos para poner fin a cada incomprensión y a cada
división con la mentalidad secularizada,
el papa Santa Cruz pide a una comisión expresa de 266 cardenales, el C266, de
lograr una nueva formulación del sacramento. El papa deseaba que la eucaristía fuera concedida a todos,
indistintamente y no solamente a los fieles arrepentidos por los pecado
cometidos y reconciliados con el Señor.
La eucaristía, argumentó el papa, no es otra cosa que un banquete, una
comida consumida por Jesús, y sabemos que Jesús comía normalmente con todos,
aún con paganos, y más aún, con pecadores. Es tiempo de volver al origen, tanto
para recuperar el significado profundo del sacramento, perdido a causa de
sobrepuestas posiciones e incrustaciones que la han oscurecido.
Los cardenales se pusieron a la
obra y produjeron un documento sobre la base del cual el papa Francisco X
escribió la encíclica Panem et circenses.
Una auténtica revolución, porque en la misma se establecía lo que sigue:
Aunque sea
preferible, no es estrictamente necesario,
para el que quiere recibir a Cristo en la Comunión eucarística, estar en
gracia. Si uno es consciente de haber pecado mortalmente, puede invocar en su
corazón la misericordia de Dios, que nunca es negada, y aproximarse a la eucaristía. Entonces se establece, en nombre de la misericordia y de la confianza
acordada magnánimamente a cada persona humana, no siendo ya necesaria la
absolución previa con el sacramento de la Penitencia.
Y bien, caro lector, debes saber
que para convencer al papa de evitar cumplir ese paso, estimado como muy grave,
un joven párroco de provincia se atrevió a dirigir una carta al pontífice. Es
la misma carta que te transcribo.
A su Santidad Francisco.
Padre
Santo, el que Le escribe es un pobre párroco de campo, un humilde trabajador en
la viña del Señor. Habiendo sabido que Ella desea intensamente llegar a una
redefinición teológica de la santa eucaristía, me atrevo a dirigirme a Su
persona, con respeto y al mismo tiempo temeroso, para conjurarle que no lleve a
cabo este paso.
Padre santo, Usted, justamente, insiste sobre el concepto de misericordia
y pide que la Iglesia sea su portadora, de manera que alcance a todos. Es un
noble propósito, pero que no puede ser realizado al precio de una traición hacia
nuestra fe. Parece que Ud., olvida que la misericordia de Dios se manifiesta al
hombre cuando él mismo reconoce que es un pecador. La Iglesia, madre solícita,
si realmente quiere dar su misericordia, antes que nada debe ayudar a cada uno
cómo buscar la conversión. De otra manera misericordia resta una palabra vacía
de sentido. Además: una misericordia desenganchada del conocimiento del pecado
puede dar efectos perversos y convencer al pecador que, en el fondo, puede
quedar tranquilamente en el mismo estado, sin necesidad de cambiar
Hoy, ya muchos retienen que obrar en
el sentido de la misericordia quiere decir dejar las cosas como están, Razonan
así: yo me encuentro en estado de pecado que, aún siendo grave, el Señor me
perdona y por lo tanto me dice de seguir avanzando en mi condición actual.
Entiende Usted que todo esto no
significa confirmar a los hermanos en la fe, el sumo deber del sucesor de Pedro,
sino que es confirmarlo en el pecado.
La misericordia es ciertamente
revelación de Dios al hombre, con toda la ternura y solicitud de un padre
bueno, pero tal revelación se cumple cuando el hijo pecador adquiere conciencia de su error, de
haberse alejado del padre.
Padre santo, Ud., argumenta: pero si Dios no se manifiesta como
misericordioso, ¿cómo puede el hombre recibir ayuda para tomar conciencia del
pecado?
Ahora, oso recordarle que la
misericordia de Dios actúa antes que nada hendiendo la seguridad del pecador y
haciéndole percibir la lejanía del Padre. En la parábola del hijo pródigo,
llamada también, del padre misericordioso, el hijo retoma el camino a su casa
cuando advierte que se encuentra en una condición que en vez de hacerlo feliz,
lo lleva a la desesperación; cuando comprende que se ha equivocado
completamente y se muestra dispuesto a cambiar de vida.
Le habrá pasado, aún a Ud., Padre
santo, de pronunciar las palabras “¡Ten piedad de mí, oh Señor!” Y bien, aquellas palabras nacen de un corazón
necesitado de conversión. La misericordia, en suma, es un pedido y no puede ser concedida
sin estar convertido.
¿Entonces es Dios malvado porque
pone condiciones? ¡No! Dios desea el sumo bien para sus hijos y por lo tanto
quiere su conversión. Dios es un padre también ligado visceralmente a sus
propios hijos hasta sufrir de manera muy intensa e inimaginable cuando ésos se
le alejan. Nos considera a cada uno de
nosotros como la madre a sus niños. Aún si el hijo comete el peor de los
pecados, la madre sigue unida a él, nunca lo abandona, pero esto no significa abstenerse de
juzgarlo: la madre, una verdadera madre, no deja de reconocer el mal cometido
por el hijo, no oculta que éste ha sido cometido.
Dios no quiere la muerte del
pecador, desea que se convierta. Dios es fiel: no quiere que el hijo continúe
siendo el guardián de los cerdos. Desea que vuelva a su casa, a la casa del
padre.
Cuando cuenta la parábola del hijo
pródigo, Jesús nos explica qué es la misericordia. No es una concesión acordada
desde arriba, sin un arrepentimiento responsable del hijo. La misericordia del padre hacia el hijo no comienza en cuanto
el hijo decide retomar el camino a su casa.
La parábola del hijo pródigo es justamente una metáfora de nuestra vida.
El hombre que abandona al padre para correr detrás de las ilusiones terrestres,
del bien terrenal, está condenado a la desesperación. Por eso, apenas se dá cuenta
de ésto, decide regresar a la casa paterna. He aquí la conversión. Por lo tano
no se puede presentar la misericordia divina en modo genérico y superficial, sin
hablar de la conversión.
En este punto entra en juego el sacramento de la eucaristía.
Usted, Padre santo, dice; la eucaristía no es para
los justos, sino para los pecadores, por lo tanto todos pueden recibirla. Pero aquí
es justamente donde su visión se aleja de aquella que Dios nos pide, a
nosotros, sus hijos. La eucaristía es ciertamente para los pecadores, ¡pero a
los arrepentidos y reconciliados! Cuando uno de nosotros menciona esta simple
verdad, enseguida surge alguien listo para condenarnos. La acusación salta
inmediatamente :¡pero tu eres un duro de corazón, un rígido formalista! No es
cierto. ¡Yo me permito solamente recordar que el Señor amaba a los pecadores y
comía con ellos, ¡pero no les daba la eucaristía!
Es necesario salir de este gran
equívoco. En la Iglesia de nuestro tiempo hay muchos que colocan en el mismo
plano las comidas que Jesús compartía con los pecadores y el banquete
eucarístico. Dicen: puesto que Jesús comía con los pecadores, también le
eucaristía es un alimento para consumir con ellos, sin excepciones. Pero esta
tesis se basa sobre un presupuesto error, el de que la eucaristía sea una
comida como cualquier otra.
Padre santo, la eucaristía es sin duda una comida, una cena, pero a pesar
de ello no es lo mismo . Es una gran oración, es el rendimiento de gracias. La
idea que la eucaristía es un alimento que Jesús consumía con los pecadores es
de Martín Lutero, quién pensaba que la gracia fuera concedida de alguna manera
a todos los pecadores, cada uno en su propia condición. ¡Pero esta idea no es
católica! Si la gracia obra sin necesidad de comprometer al hombre con su
responsabilidad, querría decir que el hombre no tiene libertad. En vez el Señor
desea salvarnos con nuestra participación, con el pleno consentimiento de
nuestra libertad. No debemos olvidar nunca que Jesús no invita a todos a la
eucaristía: ¡invita al que se ha purificado! Para ser admitido a la cena
eucarística es necesaria la purificación, que es la condición previa.
Usted, Padre santo, y con Ud. los ilustres teólogos que sostienen su
tesis, dice que debemos volver a las costumbres de la Iglesia primitiva, donde
Jesús vivía la eucaristía con todos. Pero esta tesis no está bien cimentada. En realidad, si nosotros hoy, como Usted lo
pide, admitiésemos a la eucaristía también a las personas que están en estado
permanente de pecado, sea por el comportamiento moral de ellos, sea porque
están alejados de la fe católica, no nos comportaríamos para nada como los
cristianos originarios. San Pablo define que el acercarse a la eucaristía en
estado de pecado es como comer y beber su propia condenación y dice que el que
reciba la eucaristía en estado de pecado mortal está excomulgado. La eucaristía
no puede ser ofrecida a todos sin alguna condición preliminar. La gracia de
Dios no es incondicionada. Depende de nosotros escoger si queremos responder a
la gracia o si queremos obstaculizarla.. La gracia de Dios está ofrecida a
todos los pecadores, aún a los no creyentes, siempre que ellos demuestren
arrepentimiento y reconciliación.
La diferencia entre las comidas a las cuales
Jesús participaba y la eucaristía está toda comprendida aquí: la eucaristía es
la comida de los pecadores reconciliados, porque la reconciliación es la
condición para acercarse a la misma.
Padre santo, me doy cuenta cómo en nuestros días esta expresión puede
sonar mal, pero es necesario recordar que la eucaristía es un sacramento para
iniciados. No es sin motivo que llega al final de un recorrido, después del
catecismo, del bautismo y de la confirmación. No se puede conceder la
eucaristía al buen mercado, sino sólo bajo algunas condiciones.. Un querido
amigo mío la parangona con una medicina muy sofisticada, rara y preciosa, de
aquellas que no se encuentran en las farmacias. Es como un elíxir de larga vida
(de vida eterna) y que no se lo puede obtener tan fácilmente como a una
aspirina. Este amigo agrega que la
eucaristía es el cumplimiento de un recorrido que se inicia con el bautismo y se
prosigue en un camino de preparación. He
aquí porqué el bautisterio estaba siempre colocado en las afueras de las
iglesias. El bautismo y la eucaristía no están en el mismo plano: y eso indica
que el bautismo es el sacramento de inicio, la eucaristía es el sacramento de
la llegada.
Concluyo, Padre santo, y de nuevo me disculpo por mi ardor. Iniciado en la fe y reconciliado con el Padre; estas las condiciones para entrar en comunión con Cristo. El Señor se convierte en alimento para nosotros con esta precisa condición. Invoco Su bendición y me confirmo Su devotísimo…
Esta es, caro lector, la carta que el joven y humilde párroco envió al pontífice y que he encontrado en el curso de mis investigaciones. Una carta que tiene, como respuesta, un lacónico mensaje. Solamente decía “Con misericordia. Francisco X.” Se le agregaba un boleto de ida únicamente para la isla Solovki.
Lo cual nos hace entender tres
cosas. Primero: en aquella época dolorosa los católicos no estaban
dispuestos a vender a bajo precio fe y
doctrina en nombre de la reconciliación de la Iglesia con el mundo
secularizado. Segundo: el papa, si lo hubiera querido, habría podido escuchar
tales observaciones, provocando un debate que probablemente se habría revelado
saludable para la Iglesia entera. En vez, sobornado por consejeros que
apuntaban únicamente a procurarle gratificaciones y se comportaban como
pusilánimes, fue directo por ese camino. Tercero: cuando se trataba de aplicar la misericordia,
los papas de la época mostraban una curiosa predilección por la Isla Solovki.
ALDO MARÍA VALLI, periodista, es vaticanista del Tgl. Laureado en Ciencias Políticas en la Universidad Católica de Milán, es autor de numerosos libros relacionados con la Iglesia Católica y la Santa Sede. Entre ellos éste “Come la Chiesa fini”, cuyo 10° capítulo, “Cómo fue que se concedió a todos la eucaristía “ se traduce. Es un relato distorsionado. En el Mundo Finalmente Unificado no hay libertad ni religiones. El régimen Universal impuesto por aquellos que Aman asegura una estabilidad que termina siendo una total esclavitud. La causa de tal involución se debe a la disolución de la Iglesia Católica. (…) Llegamos asi a conocer las tribulaciones que determinaron la conversión de la Iglesia Católica en la Nueva Iglesia Antidogmática, tan conciliante y ecuménica hasta alcanzar a proclamar el SUPERDOGMA DEL DIÁLOGO.- Vicisitudes que, declamadas, repetidas, por los sucesivos papas, todos curiosamente llamados Francisco, conducen a un resultado inevitable: el fin de la Iglesia. O al menos así parece,,,
TRADUCIDO DEL ITALIANO POR DELIA CABRERA.
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OTRA CARTA ABIERTA AL PAPA DE UN EX MIEMBRO DE LA CURIA ROMANA
(Carta publicada en "Focus" el 29 de
noviembre de 2015).
Padre Santo, en su discurso en la Navidad de 2014, llamó a sus colaboradores de la Curia para realizar en primer lugar un examen de conciencia. De hecho, el Adviento es una oportunidad para reflexionar sobre lo que Dios promete y espera de nosotros. Afirmó que sus colaboradores en el Vaticano deben ser un ejemplo para toda la Iglesia, y luego enumeró una serie de "enfermedades" de las cuales sufriría la Curia. En ese momento, sentí que este juicio era bastante duro e incluso injusto en contra de muchos que están dentro del Vaticano, a los que conozco personalmente desde hace tiempo. En cambio parecía que Ud. hablaba como alguien que conoce el Vaticano sólo desde el exterior o solamente desde arriba. Es este discurso el que ha inspirado esta carta que le escribo.
Siguiendo su ejemplo, omito todas las cosas buenas que hace y dice, y enumeraré una lista de sólo aquellos aspectos de su ejercicio del ministerio papal que me parecen problemáticos.
1. UNA ACTITUD EMOCIONAL Y ANTI-INTELECTUAL
La alternativa a una doctrina de la Iglesia es una
Iglesia de la arbitrariedad, no una Iglesia del amor. Entre muchos de sus
ayudantes y consejeros existe una verdadera falta de competencia en términos de
la doctrina y de la teología; Son hombres que a menudo tienen la experiencia en
la carrera del gobierno de la Iglesia o
en la administración de una universidad.
Y muy a menudo prefieren pensar en términos políticos y pragmáticos. Usted como supremo maestro de la Iglesia, debería mostrar más claramente la primacía de la fe, para sí mismo y para todos nosotros los católicos. La fe sin doctrina es nada.
2. AUTORITARISMO
Se está usted distanciando de la sabiduría que es
custodia en la disciplina eclesial, en el Derecho Canónigo, y también en la
práctica histórica de la curia. Junto con su aversión a una enseñanza teórica
presunta; esta inclinación conduce al autoritarismo que incluso San Ignacio, el
fundador de su orden jesuítica no lo habría aprobado. ¿Escucha Usted realmente las advertencias de quien le hace
notar lo que, por sí solo, no ha visto ni entendido?¿Qué pasaría si usted
llegara a saber mi nombre?
Actuar de modo menos autoritario ayudaría a cambiar el actual
clima de miedo.
3. POPULISMO DEL
CAMBIO.
Ahora
invocar el cambio está de moda. Pero especialmente el sucesor de Pedro tiene el
deber de recordar a sí mismo y a los otros de las cosas que solo cambian
lentamente, y aún más de las cosas que no cambian nunca. ¿Cree usted realmente que el consenso que Ud. recibe de los guru políticos y de los medios
de comunicación es una buena señal? Cristo no prometió la popularidad a Pedro
en los medios de comunicación y la adoración dirigida a una celebridad (Gn
21:18). Muchas de sus afirmaciones crean falsas expectativas y dan la impresión dañosa de que la doctrina y la disciplina de
la Iglesia podrían y deberían adaptarse
a las cambiantes opiniones de la mayoría. El apóstol Pablo sobre esto piensa de otra manera (Rom 12,2; Ef 4:14)
4. NINGUNA"HUMILDAD"
ANTE LA HERENCIA DE SUS PREDECESORES.
Su comportamiento es
percibido como una crítica a la forma en que sus predecesores (a menudo canonizados) han vivido, hablado y actuado. No logro
ver cómo esto encaja con la humildad
que Ud. tantas veces menciona y pide. Esta humildad
es seguramente necesaria, especialmente cuando se trata de continuar con la
tradición que se remonta a Pedro. Su
comportamiento sugiere implícitamente
la idea de que usted quiere, de alguna manera, reinventar el ministerio de
Pedro. En vez de preservar fielmente el legado de sus predecesores, desea
apropiárselo de una manera muy creativa. ¿Pero no dijo san Juan: "Él, Cristo, debe crecer y yo debo
achicarme” (Jn 3, 30)?
5.PAST0RALISMO.
Recientemente,
Usted dijo que cuando más le gusta es
ser Papa es cuando puede actuar como un pastor.
Por supuesto, ni un papa ni ningún otro
pastor debe tener la menor duda de que la Iglesia
sigue la doctrina de Cristo en todo lo que hace (ministerio, los
sacramentos, la liturgia, la catequesis, la teología, la caridad), porque al
final todo depende de la fe revelada
como nos enseña la Sagrada Escritura y la Tradición Sagrada, y es, por tanto,
vinculante para la conciencia de los fieles.
No podemos vivir la fe
y transmitirla a los demás si no la conocemos. Sin una buena teoría no
Podemos hacer el bien en el largo plazo. Sin una enseñanza doctrinal en el campo
de la pastoral allí nos encontraremos con sólo algún éxito emocional y por demás efímero.
6. EXHIBICIÓN
EXAGERADA DE LA SENCILLEZ DE ESTILO VIDA.
Por supuesto, Ud. quiere dar el ejemplo; ¿pero le conviene ocuparse Ud. mismo de
cada mínima actividad diaria? Para
el modesto su mano izquierda no debe saber lo que hace la mano derecha (Mateo
6: 3); de lo contrario todo parece un tanto artificial. Si Ud. realmente desea conducir coches
ecológicos, tiene que pagar más o pagar a alguien más el precio de las
tecnologías más caras: la ecología tiene su precio.
7. PARTICULARISMO
Hay un detalle, que a
menudo hace que los objetivos de la Iglesia universal desde el punto de vista de las opiniones de sólo una parte de la Iglesia. Esta actitud de un Papa es casi cómico,
si se piensa que nuestro mundo está mucho más interconectado, más móvil y más
cerca que nunca. Especialmente hoy en día, es
un tesoro que la Iglesia Católica sea la
misma en todo el mundo. Que los católicos en todos los países vivan, oren y
piensen de una manera similar y, juntos entre sí, corresponde a la realidad Global de la vida.
8. UN DESEO CONTINUO DE ESPONTANEIDAD
La falta de profesionalismo no es un signo de la
obra del Espíritu Santo. Expresiones
como "proliferando como
conejos" o "¿quién soy yo para juzgar?" Pueden hacer impacto en
muchas personas, pero conducen a graves malentendidos.
Cada vez, los escuchas
deben preguntarse qué es lo que realmente ha querido Ud. decir. Se puede representar fuera del programa y del protocolo establecidos, algunas veces, pero no puede ser la norma
Se trata también del debido derecho al respeto de sus
colaboradores en Roma y en todo el
mundo. Para un Papa la medida de la espontaneidad debe ser largamente inferior a la de un sacerdote.
9. FALTA DE
CLARIDAD DE LA RELACIÓN ENTRE LIBERTAD RELIGIOSA, POLÍTICA Y ECONÓMICA.
Muchas de sus declaraciones indican que el Estado siempre debe gobernar más,
controlar más
Y ser más responsables,
particularmente en lo económico y social. En Europa estamos acostumbrados
a Estados poderosos. Pero que el Estado deba
hacerse cargo de todo está refutado por la historia. La Iglesia debe
defender a las organizaciones no gubernamentales que pueden proporcionar los
bienes que el Estado no puede proporcionar de la misma manera. En contra de la
tendencia a esperar todo del Estado, la
Iglesia debe ayudar a las personas a cuidar de sus propias vidas. Incluso el Estado social puede volverse demasiado
poderoso, y con esto paternalista, autoritario y represivo..
10. META-CLERICALISMO
Usted, por una parte, muestra poco interés por el
clero, pero por el otro critica un
clericalismo que es más imaginario que real. Esta falta de interés no puede ser
compensada por las buenas intenciones o declaraciones delante de pequeños
grupos.
Obispos y sacerdotes
necesitan saber que el Papa está detrás de ellos cuando defienden el Evangelio,
“en tiempo y fuera de tiempo", aunque esto lo hagan de una
manera que personalmente no le guste al Papa. No está bien que algunas personas piensen que el Papa ve muchas cosas
de una manera diferente a la del Catecismo, y que otros lo imitarán con el fin
de hacer una carrera en este pontificado
Como Papa, Usted
cumple un servicio necesario para la continuidad y la tradición de la
Iglesia y hasta los cristianos no católicos son de la misma opinión. Sería mejor que redujera sus innovaciones y
provocaciones; ya hay muchas personas que lo hacen. Su magisterio, como tal, ya
es, de por sí, palabra definitiva de provocación y de innovación, y después de
todo es Ud. representante Cristo y el maestro supremo de nuestra fe
sobrenatural.
"Gracia, misericordia y paz" vienen "de Dios Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, en la verdad
y en el amor "(2 Juan 1: 3); y
se presentan sólo en bloque. Mientras
que en este año de la misericordia también se prepara para la Navidad, por
favor, aproveche esta ocasión como un
estímulo para descubrir lo que usted ha descuidado en los últimos tiempos.
Hágase ayudar por sus colaboradores, que únicamente aprenderán de usted si usted
está dispuesto a aprender algo de ellos. Como yo, muchos otros se encuentran en
problemas con la forma en que a veces ud, habla y actúa. Pero esto se puede
ajustar, si se hace evidente que usted escucha lo que otros tienen que decir.
Por desgracia, sé bien que no tolera este tipo de crítica y es por eso que no escribo mi nombre al pie de esta carta. Quiero proteger a mis superiores de su ira, sobretodo los sacerdotes y obispos con los que he trabajado durante muchos años en Roma y de quienes he aprendido mucho. Pero Ud. puede actuar para alejar de mí y de los otros nuestros temores, o mejor aún, puede volver superfluas cartas como esta, simplemente aprendiendo algo de los demás.
Con este espíritu, le deseo un Tiempo de Adviento bendito y meditativo!
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OTRA
CARTA DE MONSEÑOR CARMONA A UN "ARZOBISPO" DE LA SECTA CONCILIAR
05 de agosto de 2013 - Ante la afirmación por el "arzobispo" conciliar de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) de que Mons. Moisés Carmona Rivera NO ERA OBISPO POR "ESTAR SU NOMBRE FUERA DEL ANUARIO PONTIFICIO", Mons. Carmona le contesta mediante carta, que ÉL AGRADECE NO ESTAR EN LA LISTA DE LOS APÓSTATAS.
Carta contestación de Monseñor Carmona al Arzobispo Luis Rodriguez Pardo :
Monseñor
Luis Rodríguez Pardo
Arzobispo da la Nueva Iglesia Postconciliar.
Presente.-Señor arzobispo:
Leyendo sus desplegados en los diversos diarios del lugar, no he podido menos de sentir para con usted un profundísimo agradecimiento por haber públicamente declarado que mi nombre no está en la lista de todos los obispos del mundo, que cada año publica el anuario pontificio, ¡Gracias señor Rodríguez! Ahora ya todos saben que NO HE APOSTATADO como lo han hecho en masa todos los obispos con muy raras excepciones; ¡no, no! mi nombre no está en la lista DE LOS APOSTATAS, en la lista de esos obispos que sin vergüenza han claudicado, y que en al Vaticano II se portaron como COBARDES, no irguiéndose para defender el depósito de la Fe que les fue confiado, y aceptando cuantos cambios y novedades les proponían quienes interesados estaban en la ruina de la Iglesia.
Habéis dicho una estupenda verdad: Mi nombre no está
ni estará jamás en esa ignominiosa lista de obispos renegados, que ahora queman
lo que antes adoraban, y adoran lo que antes quemaban.
Tampoco en la lista de los auténticos y legítimos
Obispos están los nombres de todos esos obispos desertores, entre los cuales
está usted, y los fieles deben darse cuenta de esta verdad que es innegable:
Usted YA NO ES OBISPO DE LA IGLESIA CATÓLICA, sino de la NUEVA Iglesia que es la
Iglesia DE LA APOSTASÍA.
Afirma que soy un Impostor. ¡Con qué facilidad para
decirlo! .¿Pero impostor no es aquel que no siendo ya un Obispo católico ni
predicando ya las verdades divinas, aparenta que lo es y que es divino lo que
predica?.
PUES ESE ES USTED SEÑOR RODRÍGUEZ, porque habiendo
desertado de la Iglesia que Cristo Instituyó se pasó a las filas da la Iglesia
Montiniana y sigue actuando COMO SI FUERA católico, y como si fueran verdades
divinas predica SUS AMBIGÜEDADES.
También afirma que no estoy en comunión con la Iglesia
Católica. Pues debe saber usted y deben saberlo todos, que desde que por el
bautismo ingresé en el reino de Dios, que es la Iglesia, por Cristo divinamente
instituida, JAMAS ME HE SEPARADO DE ELLA; cuando de el Obispo recibí el
sacramento del Orden Sacerdotal, y cuando aunque sin merecerlo, me consagraron
Obispo, hice mi profesión de Fe y el JURAMENTO ANTIMODERNISTA que mandó se
hiciera el Papa Santo Pío X, y en ningún momento la he quebrantado.
Sigo, pues, en comunión CON LA VERDADERA IGLESIA, y
quienes no están en comunión con ella son los desertores, los que por hacerse
herejes, de Ella se apartaron por no perder su cargo; los que se hicieron una
NUEVA Iglesia que yo detesto con toda mi alma; Verdad es que NO ESTOY con Juan
Pablo II, como tampoco estuve con Juan XXIII, con Pablo VI y con Juan Pablo I,
porque estos 4 ”papas”, emanados del MODERNISMO condenado por el mismo Papa
Santo Pío X, NO HAN SIDO LEGÍTIMOS sucesores de Sen Pedro, aunque se
presenten como tales; y no he estado con estos “papas”, porque el Papa
Paulo Cuarto en su Bula ”Ex Apostolatus Officio”, dice que debemos evitar a los
ilegítimos como si fueran hechiceros, paganos, publicanos, o heresiárcas.
Que sepan todos que yo NO ESTOY EN COMUNIÓN con esa
NUEVA Iglesia que en el Vaticano II, inspirado NO por el Espíritu Santo sino
por el espíritu de Montini, dieron a luz los obispos “conciliares”.
Esa Iglesia NO ES LA IGLESIA CATÓLICA,
aunque sea aceptada por todo el pueblo, y aunque en ella esté la jerarquía,
pues es precisamente esa jerarquía APOSTATA la que traicionando a Cristo y a su
Iglesia, traiciona también A LOS FIELES conduciéndoles a la apostasía
universal.
Esa Iglesia NO ES LA IGLESIA DE CRISTO, sino la Iglesia DEL ANTICRISTO, y tampoco debe
extrañarnos que sucedan estas cosas, puesto que desde hace cien años la Virgen
de Lasalette anunció que Roma PERDERÁ LA FE y que EL ANTICRISTO ESTABLECERÁ SU
SEDE EN ROMA.
NO dije que no saben celebrar la Misa, sino que la
“misa” que celebran NO ES LA MISA CATÓLICA, que es la renovación del Sacrificio
de la Cruz y cuyas partes esenciales se remontan a los tiempos de los
Apóstoles; la “misa” que celebran es una CENA PROTESTANTE y con ella están
PROTESTANTIZANDO A LOS FIELES sin que se den cuenta de ellos la NUEVA “misa”
fue el signo de que una NUEVA RELIGIÓN sustituía a la que Cristo instituyó.
El mismo cardenal Bonelli reconoció el 13 de octubre
de 1976, conversando con M. de Sebestrer, presidente de “Una Voce
Internacional”, que todas las nuevas formas de celebrar van en la misma
dirección, mientras que la antigua Misa representa otra eclesiología.
Quienes ahora quieren salvar su alma deben REGRESAR a la Iglesia de siempre, a la Iglesia
que NADIE puede cambiar, porque es INMUTABLE, ni NADIE puede destruir porque es
DIVINA. Ahora que los herejes se han quedado con nuestros
templos, no queda a los fieles otro recurso que orar en sus propios hogares,
rezar el Santo Rosario, estudiar el Catecismo de antes y vivir piadosamente
cumpliendo con fidelidad los Mandamientos de Dios.
Monseñor Moisés
Carmona R.
OBISPO DE LA IGLESIA CATÓLICA
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