viernes, 9 de octubre de 2020

ALDO MARÍA VALLI- EUCARISTÍA





CAP.p.69 COMO FUE QUE LA EUCARISTÍA FUE CONCEDIDA A TODOS

Caro lector, no puedo explicarte en qué circunstancias cayó en mis manos un documento extremadamente importante y significativo. Remonta al año en el cual, por voluntad del papa Francisco X, el franciscano paraguayo Francisco Roque Justo Paulo Lucas Santa Cruz, en la Iglesia nos hizo una profunda revisión teológica relacionada al corazón mismo de la eucaristía.

Decidido  a obrar en el sentido de la amistad hacia el mundo, digamos para poner fin a cada incomprensión y a cada división  con la mentalidad secularizada, el papa Santa Cruz pide a una comisión expresa de 266 cardenales, el C266, de lograr una nueva formulación del sacramento. El papa deseaba  que la eucaristía fuera concedida a todos, indistintamente y no solamente a los fieles arrepentidos por los pecado cometidos y reconciliados con el Señor.

La eucaristía, argumentó el papa, no es otra cosa que un banquete, una comida consumida por Jesús, y sabemos que Jesús comía normalmente con todos, aún con paganos, y más aún, con pecadores. Es tiempo de volver al origen, tanto para recuperar el significado profundo del sacramento, perdido a causa de sobrepuestas posiciones e incrustaciones que la han oscurecido.

  Los cardenales se pusieron a la obra y produjeron un documento sobre la base del cual el papa Francisco X escribió la encíclica Panem et circenses. Una auténtica revolución, porque en la misma se establecía lo que sigue:

 Aunque sea preferible, no es estrictamente necesario,  para el que quiere recibir a Cristo en la Comunión eucarística, estar en gracia. Si uno es consciente de haber pecado mortalmente, puede invocar en su corazón la misericordia de Dios, que nunca es negada, y aproximarse a la eucaristía. Entonces se establece, en nombre de la misericordia y de la confianza acordada magnánimamente a cada persona humana, no siendo ya necesaria la absolución previa con el sacramento de la Penitencia. 

 Y bien, caro lector, debes saber que para convencer al papa de evitar cumplir ese paso, estimado como muy grave, un joven párroco de provincia se atrevió a dirigir una carta al pontífice. Es la misma carta que te transcribo.

  A su Santidad Francisco.   

  Padre Santo, el que Le escribe es un pobre párroco de campo, un humilde trabajador en la viña del Señor. Habiendo sabido que Ella desea intensamente llegar a una redefinición teológica de la santa eucaristía, me atrevo a dirigirme a Su persona, con respeto y al mismo tiempo temeroso, para conjurarle que no lleve a cabo este paso.

  Padre santo, Usted, justamente, insiste sobre el concepto de misericordia y pide que la Iglesia sea su portadora, de manera que alcance a todos. Es un noble propósito, pero que no puede ser realizado al precio de una traición hacia nuestra fe. Parece que Ud., olvida que la misericordia de Dios se manifiesta al hombre cuando él mismo reconoce que es un pecador. La Iglesia, madre solícita, si realmente quiere dar su misericordia, antes que nada debe ayudar a cada uno cómo buscar la conversión. De otra manera misericordia resta una palabra vacía de sentido. Además: una misericordia desenganchada del conocimiento del pecado puede dar efectos perversos y convencer al pecador que, en el fondo, puede quedar tranquilamente en el mismo estado, sin necesidad de cambiar

Hoy, ya muchos retienen que obrar en el sentido de la misericordia quiere decir dejar las cosas como están, Razonan así: yo me encuentro en estado de pecado que, aún siendo grave, el Señor me perdona y por lo tanto me dice de seguir avanzando en mi condición actual.

Entiende Usted que todo esto no significa confirmar a los hermanos en la fe, el sumo deber del sucesor de Pedro, sino que es confirmarlo en el pecado.

La misericordia es ciertamente revelación de Dios al hombre, con toda la ternura y solicitud de un padre bueno, pero tal revelación se cumple cuando el hijo  pecador adquiere conciencia de su error, de haberse alejado del padre.

   Padre santo, Ud., argumenta: pero si Dios no se manifiesta como misericordioso, ¿cómo puede el hombre recibir ayuda para tomar conciencia del pecado?

Ahora, oso recordarle que la misericordia de Dios actúa antes que nada hendiendo la seguridad del pecador y haciéndole percibir la lejanía del Padre. En la parábola del hijo pródigo, llamada también, del padre misericordioso, el hijo retoma el camino a su casa cuando advierte que se encuentra en una condición que en vez de hacerlo feliz, lo lleva a la desesperación; cuando comprende que se ha equivocado completamente y se muestra dispuesto a cambiar de vida.   

Le habrá pasado, aún a Ud., Padre santo, de pronunciar las palabras “¡Ten piedad de mí, oh Señor!”  Y bien, aquellas palabras nacen de un corazón necesitado de conversión. La misericordia,  en suma, es un pedido y no puede ser concedida sin estar convertido.

¿Entonces es Dios malvado porque pone condiciones? ¡No! Dios desea el sumo bien para sus hijos y por lo tanto quiere su conversión. Dios es un padre también ligado visceralmente a sus propios hijos hasta sufrir de manera muy intensa e inimaginable cuando ésos se le alejan.  Nos considera a cada uno de nosotros como la madre a sus niños. Aún si el hijo comete el peor de los pecados, la madre sigue unida a él, nunca lo abandona,  pero esto no significa abstenerse de juzgarlo: la madre, una verdadera madre, no deja de reconocer el mal cometido por el hijo, no oculta que éste ha sido cometido.

Dios no quiere la muerte del pecador, desea que se convierta. Dios es fiel: no quiere que el hijo continúe siendo el guardián de los cerdos. Desea que vuelva a su casa, a la casa del padre.

Cuando cuenta la parábola del hijo pródigo, Jesús nos explica qué es la misericordia. No es una concesión acordada desde arriba, sin un arrepentimiento responsable del hijo. La misericordia  del padre hacia el hijo no comienza en cuanto el hijo decide retomar el camino a su casa.  La parábola del hijo pródigo es justamente una metáfora de nuestra vida. El hombre que abandona al padre para correr detrás de las ilusiones terrestres, del bien terrenal, está condenado a la desesperación. Por eso, apenas se dá cuenta de ésto, decide regresar a la casa paterna. He aquí la conversión. Por lo tano no se puede presentar la misericordia divina en modo genérico y superficial, sin hablar de la conversión.

En este punto entra en juego el sacramento de la eucaristía. 

Usted, Padre santo, dice; la eucaristía no es para los justos, sino para los pecadores, por lo tanto todos pueden recibirla. Pero aquí es justamente donde su visión se aleja de aquella que Dios nos pide, a nosotros, sus hijos. La eucaristía es ciertamente para los pecadores, ¡pero a los arrepentidos y reconciliados! Cuando uno de nosotros menciona esta simple verdad, enseguida surge alguien listo para condenarnos. La acusación salta inmediatamente :¡pero tu eres un duro de corazón, un rígido formalista! No es cierto. ¡Yo me permito solamente recordar que el Señor amaba a los pecadores y comía con ellos, ¡pero no les daba la eucaristía!

Es necesario salir de este gran equívoco. En la Iglesia de nuestro tiempo hay muchos que colocan en el mismo plano las comidas que Jesús compartía con los pecadores y el banquete eucarístico. Dicen: puesto que Jesús comía con los pecadores, también le eucaristía es un alimento para consumir con ellos, sin excepciones. Pero esta tesis se basa sobre un presupuesto error, el de que la eucaristía sea una comida como cualquier otra.

   Padre santo, la eucaristía es sin duda una comida, una cena, pero a pesar de ello no es lo mismo . Es una gran oración, es el rendimiento de gracias. La idea que la eucaristía es un alimento que Jesús consumía con los pecadores es de Martín Lutero, quién pensaba que la gracia fuera concedida de alguna manera a todos los pecadores, cada uno en su propia condición. ¡Pero esta idea no es católica! Si la gracia obra sin necesidad de comprometer al hombre con su responsabilidad, querría decir que el hombre no tiene libertad. En vez el Señor desea salvarnos con nuestra participación, con el pleno consentimiento de nuestra libertad. No debemos olvidar nunca que Jesús no invita a todos a la eucaristía: ¡invita al que se ha purificado! Para ser admitido a la cena eucarística es necesaria la purificación, que es la condición previa.

   Usted, Padre santo, y con Ud. los ilustres teólogos que sostienen su tesis, dice que debemos volver a las costumbres de la Iglesia primitiva, donde Jesús vivía la eucaristía con todos. Pero esta tesis no está bien cimentada.  En realidad, si nosotros hoy, como Usted lo pide, admitiésemos a la eucaristía también a las personas que están en estado permanente de pecado, sea por el comportamiento moral de ellos, sea porque están alejados de la fe católica, no nos comportaríamos para nada como los cristianos originarios. San Pablo define que el acercarse a la eucaristía en estado de pecado es como comer y beber su propia condenación y dice que el que reciba la eucaristía en estado de pecado mortal está excomulgado. La eucaristía no puede ser ofrecida a todos sin alguna condición preliminar. La gracia de Dios no es incondicionada. Depende de nosotros escoger si queremos responder a la gracia o si queremos obstaculizarla.. La gracia de Dios está ofrecida a todos los pecadores, aún a los no creyentes, siempre que ellos demuestren arrepentimiento y reconciliación.

 La diferencia entre las comidas a las cuales Jesús participaba y la eucaristía está toda comprendida aquí: la eucaristía es la comida de los pecadores reconciliados, porque la reconciliación es la condición para acercarse a la misma.

  Padre santo, me doy cuenta cómo en nuestros días esta expresión puede sonar mal, pero es necesario recordar que la eucaristía es un sacramento para iniciados. No es sin motivo que llega al final de un recorrido, después del catecismo, del bautismo y de la confirmación. No se puede conceder la eucaristía al buen mercado, sino sólo bajo algunas condiciones.. Un querido amigo mío la parangona con una medicina muy sofisticada, rara y preciosa, de aquellas que no se encuentran en las farmacias. Es como un elíxir de larga vida (de vida eterna) y que no se lo puede obtener tan fácilmente como a una aspirina. Este amigo agrega  que la eucaristía es el cumplimiento de un recorrido que se inicia con el bautismo y se prosigue  en un camino de preparación. He aquí porqué el bautisterio estaba siempre colocado en las afueras de las iglesias. El bautismo y la eucaristía no están en el mismo plano: y eso indica que el bautismo es el sacramento de inicio, la eucaristía es el sacramento de la llegada.

   Concluyo, Padre santo, y de nuevo me disculpo por mi ardor. Iniciado en la fe y reconciliado con el Padre; estas las condiciones para entrar en comunión con Cristo. El Señor se convierte en alimento para nosotros con esta precisa condición. Invoco Su bendición y me confirmo Su devotísimo…

Esta es, caro lector, la carta que el joven y humilde párroco envió al pontífice y que he encontrado en el curso de mis investigaciones. Una carta que tiene, como respuesta, un lacónico mensaje. Solamente decía “Con misericordia. Francisco X.” Se le agregaba un boleto de ida únicamente para la isla Solovki.

 Lo cual nos hace entender tres cosas. Primero: en aquella época dolorosa los católicos no estaban dispuestos  a vender a bajo precio fe y doctrina en nombre de la reconciliación de la Iglesia con el mundo secularizado. Segundo: el papa, si lo hubiera querido, habría podido escuchar tales observaciones, provocando un debate que probablemente se habría revelado saludable para la Iglesia entera. En vez, sobornado por consejeros que apuntaban únicamente a procurarle gratificaciones y se comportaban como pusilánimes, fue directo por ese camino. Tercero:  cuando se trataba de aplicar la misericordia, los papas de la época mostraban una curiosa predilección por la Isla Solovki.

ALDO MARÍA VALLI, periodista, es vaticanista del Tgl. Laureado en Ciencias Políticas en la Universidad Católica de Milán, es autor de numerosos libros relacionados con la Iglesia Católica y la Santa Sede. Entre ellos éste “Come la Chiesa fini”, cuyo 10° capítulo, “Cómo fue que se concedió a todos la eucaristía “ se traduce. Es un relato distorsionado. En el Mundo Finalmente Unificado no hay libertad ni religiones. El régimen Universal impuesto por aquellos que Aman asegura una estabilidad que termina siendo una total esclavitud.  La causa de tal involución se debe a la disolución de la Iglesia Católica. (…) Llegamos  asi  a conocer las tribulaciones que determinaron la conversión de la Iglesia Católica en la Nueva Iglesia Antidogmática, tan conciliante y ecuménica hasta alcanzar a proclamar el  SUPERDOGMA DEL DIÁLOGO.- Vicisitudes que, declamadas, repetidas, por los sucesivos papas, todos curiosamente llamados Francisco, conducen a un resultado inevitable: el fin de la Iglesia. O al menos así parece,,,

TRADUCIDO DEL ITALIANO POR DELIA CABRERA.

°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

OTRA CARTA ABIERTA AL PAPA  DE UN EX MIEMBRO DE LA CURIA ROMANA

(Carta publicada en "Focus" el 29 de noviembre de 2015).

     Padre  Santo, en su discurso en la Navidad de 2014, llamó a sus colaboradores de la Curia para realizar en primer lugar un examen de conciencia. De hecho, el Adviento es una oportunidad para reflexionar sobre lo que Dios promete y espera de nosotros. Afirmó que sus colaboradores en el Vaticano deben ser un ejemplo para toda la Iglesia, y luego enumeró una serie de "enfermedades" de las cuales sufriría la Curia. En ese momento, sentí  que este juicio era  bastante duro e incluso injusto en contra de muchos  que están dentro del  Vaticano,  a  los que conozco personalmente desde hace tiempo. En cambio parecía que Ud. hablaba  como alguien que conoce el Vaticano sólo desde el  exterior o solamente desde arriba.  Es este discurso el que ha inspirado esta carta que le escribo.

Siguiendo su ejemplo, omito todas las cosas buenas que hace y dice, y enumeraré una lista de sólo aquellos aspectos de su ejercicio del ministerio papal que me parecen problemáticos.

 1. UNA ACTITUD EMOCIONAL Y ANTI-INTELECTUAL

La alternativa a una doctrina de la Iglesia es una Iglesia de la arbitrariedad, no una Iglesia del amor. Entre muchos de sus ayudantes y consejeros existe una verdadera falta de competencia en términos de la doctrina y de la teología; Son hombres que a menudo tienen la experiencia en la carrera  del gobierno de la Iglesia o en la administración de una universidad.

Y muy a menudo prefieren pensar en términos políticos y pragmáticos. Usted como supremo maestro de la Iglesia, debería mostrar más claramente la primacía de la fe, para sí mismo y para todos nosotros los católicos. La fe sin doctrina es nada.

2. AUTORITARISMO

Se está usted distanciando de la sabiduría que es custodia en la disciplina eclesial, en el Derecho Canónigo, y también en la práctica histórica de la curia. Junto con su aversión a una enseñanza teórica presunta; esta inclinación conduce al autoritarismo que incluso San Ignacio, el fundador de su orden jesuítica no lo habría aprobado. ¿Escucha Usted  realmente las advertencias de quien le hace notar lo que, por sí solo, no ha visto ni entendido?¿Qué pasaría si usted llegara a saber mi nombre?

Actuar de modo  menos autoritario ayudaría a cambiar el actual clima de miedo.

3. POPULISMO DEL CAMBIO.

  Ahora invocar el cambio está de moda. Pero especialmente el sucesor de Pedro tiene el deber de recordar a sí mismo y a los otros de las cosas que solo cambian lentamente, y aún más de las cosas que no cambian nunca. ¿Cree usted realmente  que el consenso que Ud.  recibe de los guru políticos y de los medios de comunicación es una buena señal? Cristo no prometió la popularidad a Pedro en los medios de comunicación y la adoración dirigida a una celebridad (Gn 21:18). Muchas de sus afirmaciones crean falsas expectativas y dan la  impresión  dañosa de que la doctrina y la disciplina de la Iglesia podrían y deberían  adaptarse a las cambiantes opiniones de la mayoría. El apóstol Pablo sobre esto  piensa de otra manera (Rom 12,2; Ef 4:14)

4. NINGUNA"HUMILDAD"  ANTE LA HERENCIA DE SUS PREDECESORES.

Su comportamiento es percibido como una crítica a la forma en que sus predecesores (a menudo canonizados) han vivido, hablado y actuado. No logro ver cómo esto encaja con la humildad que Ud. tantas veces menciona y pide.  Esta humildad es seguramente necesaria, especialmente cuando se trata de continuar con la tradición que se remonta a Pedro. Su comportamiento sugiere implícitamente la idea de que usted quiere, de alguna manera, reinventar el ministerio de Pedro. En vez de preservar fielmente el legado de sus predecesores, desea apropiárselo de una manera muy creativa. ¿Pero no dijo san Juan: "Él, Cristo, debe crecer y yo debo achicarme”  (Jn 3, 30)?

5.PAST0RALISMO.

Recientemente, Usted  dijo que cuando más le gusta es ser Papa es cuando puede actuar como un   pastor. Por supuesto, ni un  papa ni ningún otro pastor debe tener la menor duda de que la Iglesia sigue la doctrina de Cristo en todo lo que hace (ministerio, los sacramentos, la liturgia, la catequesis, la teología, la caridad), porque al final todo depende de la fe revelada como nos enseña la Sagrada Escritura y la Tradición Sagrada, y es, por tanto, vinculante para la conciencia de los fieles.

No podemos vivir la fe y transmitirla a los demás si no la conocemos. Sin una buena teoría no

Podemos hacer el bien en el largo plazo. Sin una enseñanza doctrinal en el campo de la pastoral allí nos encontraremos con sólo algún  éxito emocional y por demás efímero.

6. EXHIBICIÓN EXAGERADA DE LA SENCILLEZ DE ESTILO VIDA.

Por supuesto, Ud. quiere dar el ejemplo; ¿pero le conviene ocuparse Ud. mismo de cada mínima actividad diaria? Para el modesto su mano izquierda no debe saber lo que hace la mano derecha (Mateo 6: 3); de lo contrario todo parece un tanto artificial. Si  Ud. realmente desea conducir coches ecológicos, tiene que pagar más o pagar a alguien más el precio de las tecnologías más caras: la ecología tiene su precio.

7. PARTICULARISMO

Hay un detalle, que a menudo hace que los objetivos de la Iglesia universal desde el punto de vista de las opiniones de sólo una parte de la Iglesia. Esta actitud de un Papa es casi cómico, si se piensa que nuestro mundo está mucho más interconectado, más móvil y más cerca que nunca. Especialmente hoy en día, es un tesoro que la Iglesia Católica sea  la misma en todo el mundo. Que los católicos en todos los países vivan, oren y piensen de una manera similar y, juntos entre sí, corresponde a la realidad  Global de la vida.

 8. UN DESEO  CONTINUO DE ESPONTANEIDAD

La falta de profesionalismo no es un signo de la obra del Espíritu Santo. Expresiones como "proliferando como conejos" o "¿quién soy yo para juzgar?" Pueden hacer impacto en muchas personas, pero conducen a graves malentendidos.

Cada vez, los escuchas deben preguntarse qué es lo que realmente ha querido Ud. decir.  Se puede representar fuera del programa y del  protocolo establecidos,  algunas veces, pero no puede ser la norma Se trata también del  debido derecho al respeto de sus colaboradores en Roma y en todo el mundo. Para un Papa la medida de la espontaneidad debe ser  largamente inferior a la de un sacerdote.

9. FALTA DE CLARIDAD DE LA RELACIÓN ENTRE LIBERTAD RELIGIOSA, POLÍTICA Y ECONÓMICA.

Muchas de sus declaraciones indican que el Estado siempre debe gobernar más, controlar más

Y ser más responsables, particularmente en lo económico y social. En Europa estamos acostumbrados a Estados poderosos. Pero que el Estado deba  hacerse cargo de todo está refutado por la historia. La Iglesia debe defender a las organizaciones no gubernamentales que pueden proporcionar los bienes que el Estado no puede proporcionar de la misma manera. En contra de la tendencia a esperar todo del  Estado, la Iglesia debe ayudar a las personas a cuidar de sus propias vidas. Incluso el Estado social puede volverse demasiado poderoso, y con esto paternalista, autoritario y represivo..

10. META-CLERICALISMO

Usted, por una parte, muestra poco interés por el clero, pero por el otro critica un clericalismo  que es más imaginario que real. Esta falta de interés no puede ser compensada por las buenas intenciones o declaraciones delante de pequeños grupos.

Obispos y sacerdotes necesitan saber que el Papa está detrás de ellos cuando defienden el Evangelio, “en tiempo y fuera de tiempo", aunque esto lo hagan de una manera que personalmente no le guste al Papa. No está bien que algunas personas piensen que el Papa ve muchas cosas de una manera diferente a la del Catecismo, y que otros lo imitarán con el fin de hacer una carrera en este pontificado

Como Papa, Usted  cumple un servicio necesario para la continuidad y la tradición de la Iglesia y hasta los cristianos no católicos son de la misma opinión. Sería mejor que redujera sus innovaciones y provocaciones; ya hay muchas personas que lo hacen. Su magisterio, como tal, ya es, de por sí, palabra definitiva de provocación y de innovación, y después de todo es Ud. representante Cristo y el maestro supremo de nuestra fe sobrenatural.

"Gracia,  misericordia y  paz" vienen "de Dios Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, en la verdad y en el amor "(2 Juan 1: 3); y se presentan  sólo en bloque. Mientras que en este año de la misericordia también se prepara para la Navidad, por favor, aproveche esta ocasión como un estímulo para descubrir lo que usted ha descuidado en los últimos tiempos.

Hágase ayudar por sus colaboradores, que únicamente aprenderán de usted si usted está dispuesto a aprender algo de ellos. Como yo, muchos otros se encuentran en problemas con la forma en que a veces ud, habla y actúa. Pero esto se puede ajustar, si se hace evidente que usted escucha lo que otros tienen que decir.

Por desgracia, sé bien que no tolera este tipo de crítica  y es por eso que no escribo mi nombre al pie de esta carta. Quiero proteger a mis superiores de su ira, sobretodo los sacerdotes y obispos con los que he trabajado durante muchos años en Roma y de quienes he aprendido mucho. Pero Ud. puede actuar para alejar de mí  y de los otros nuestros temores, o mejor aún, puede volver  superfluas cartas como esta, simplemente aprendiendo algo de los demás.

Con este espíritu, le deseo un Tiempo de Adviento bendito y meditativo!


°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°°

OTRA

CARTA DE MONSEÑOR CARMONA A UN "ARZOBISPO" DE LA SECTA CONCILIAR 

05 de agosto de 2013 - Ante la afirmación por el "arzobispo" conciliar de Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) de que Mons. Moisés Carmona Rivera NO ERA OBISPO POR "ESTAR SU NOMBRE FUERA DEL ANUARIO PONTIFICIO", Mons. Carmona le contesta mediante carta, que ÉL AGRADECE NO ESTAR EN LA LISTA DE LOS APÓSTATAS.


MONSEÑOR MOISÉS CARMONA RIVERA
OBISPO DE LA IGLESIA CATÓLICA APOSTÓLICA ROMANA

Carta contestación de Monseñor Carmona al Arzobispo Luis Rodriguez Pardo :

Monseñor
Luis Rodríguez Pardo
Arzobispo da la Nueva Iglesia Postconciliar.
Presente.-Señor arzobispo:

Leyendo sus desplegados en los diversos diarios del lugar, no he podido menos de sentir para con usted un profundísimo agradecimiento por haber públicamente declarado que mi nombre no está en la lista de todos los obispos del mundo, que cada año publica el anuario pontificio, ¡Gracias señor Rodríguez! Ahora ya todos saben que NO HE APOSTATADO como lo han hecho en masa todos los obispos con muy raras excepciones; ¡no, no! mi nombre no está en la lista DE LOS APOSTATAS, en la lista de esos obispos que sin vergüenza han claudicado, y que en al Vaticano II se portaron como COBARDES, no irguiéndose para defender el depósito de la Fe que les fue confiado, y aceptando cuantos cambios y novedades les proponían quienes interesados estaban en la ruina de la Iglesia.

Habéis dicho una estupenda verdad: Mi nombre no está ni estará jamás en esa ignominiosa lista de obispos renegados, que ahora queman lo que antes adoraban, y adoran lo que antes quemaban.

Tampoco en la lista de los auténticos y legítimos Obispos están los nombres de todos esos obispos desertores, entre los cuales está usted, y los fieles deben darse cuenta de esta verdad que es innegable: Usted YA NO ES OBISPO DE LA IGLESIA CATÓLICA, sino de la NUEVA Iglesia que es la Iglesia DE LA APOSTASÍA.

Afirma que soy un Impostor. ¡Con qué facilidad para decirlo! .¿Pero impostor no es aquel que no siendo ya un Obispo católico ni predicando ya las verdades divinas, aparenta que lo es y que es divino lo que predica?.

PUES ESE ES USTED SEÑOR RODRÍGUEZ, porque habiendo desertado de la Iglesia que Cristo Instituyó se pasó a las filas da la Iglesia Montiniana y sigue actuando COMO SI FUERA católico, y como si fueran verdades divinas predica SUS AMBIGÜEDADES.

También afirma que no estoy en comunión con la Iglesia Católica. Pues debe saber usted y deben saberlo todos, que desde que por el bautismo ingresé en el reino de Dios, que es la Iglesia, por Cristo divinamente instituida, JAMAS ME HE SEPARADO DE ELLA; cuando de el Obispo recibí el sacramento del Orden Sacerdotal, y cuando aunque sin merecerlo, me consagraron Obispo, hice mi profesión de Fe y el JURAMENTO ANTIMODERNISTA que mandó se hiciera el Papa Santo Pío X, y en ningún momento la he quebrantado.

Sigo, pues, en comunión CON LA VERDADERA IGLESIA, y quienes no están en comunión con ella son los desertores, los que por hacerse herejes, de Ella se apartaron por no perder su cargo; los que se hicieron una NUEVA Iglesia que yo detesto con toda mi alma; Verdad es que NO ESTOY con Juan Pablo II, como tampoco estuve con Juan XXIII, con Pablo VI y con Juan Pablo I, porque estos 4 ”papas”, emanados del MODERNISMO condenado por el mismo Papa Santo Pío X, NO HAN SIDO LEGÍTIMOS sucesores de Sen Pedro, aunque se presenten como tales; y no he estado con estos “papas”, porque el Papa Paulo Cuarto en su Bula ”Ex Apostolatus Officio”, dice que debemos evitar a los ilegítimos como si fueran hechiceros, paganos, publicanos, o heresiárcas.

Que sepan todos que yo NO ESTOY EN COMUNIÓN con esa NUEVA Iglesia que en el Vaticano II, inspirado NO por el Espíritu Santo sino por el espíritu de Montini, dieron a luz los obispos “conciliares”.

Esa Iglesia NO ES LA IGLESIA CATÓLICA, aunque sea aceptada por todo el pueblo, y aunque en ella esté la jerarquía, pues es precisamente esa jerarquía APOSTATA la que traicionando a Cristo y a su Iglesia, traiciona también A LOS FIELES conduciéndoles a la apostasía universal.

Esa Iglesia NO ES LA IGLESIA DE CRISTO, sino la Iglesia DEL ANTICRISTO, y tampoco debe extrañarnos que sucedan estas cosas, puesto que desde hace cien años la Virgen de Lasalette anunció que Roma PERDERÁ LA FE y que EL ANTICRISTO ESTABLECERÁ SU SEDE EN ROMA.

NO dije que no saben celebrar la Misa, sino que la “misa” que celebran NO ES LA MISA CATÓLICA, que es la renovación del Sacrificio de la Cruz y cuyas partes esenciales se remontan a los tiempos de los Apóstoles; la “misa” que celebran es una CENA PROTESTANTE y con ella están PROTESTANTIZANDO A LOS FIELES sin que se den cuenta de ellos la NUEVA “misa” fue el signo de que una NUEVA RELIGIÓN sustituía a la que Cristo instituyó.

El mismo cardenal Bonelli reconoció el 13 de octubre de 1976, conversando con M. de Sebestrer, presidente de “Una Voce Internacional”, que todas las nuevas formas de celebrar van en la misma dirección, mientras que la antigua Misa representa otra eclesiología.

Quienes ahora quieren salvar su alma deben REGRESAR a la Iglesia de siempre, a la Iglesia que NADIE puede cambiar, porque es INMUTABLE, ni NADIE puede destruir porque es DIVINA. Ahora que los herejes se han quedado con nuestros templos, no queda a los fieles otro recurso que orar en sus propios hogares, rezar el Santo Rosario, estudiar el Catecismo de antes y vivir piadosamente cumpliendo con fidelidad los Mandamientos de Dios.

Monseñor Moisés Carmona R.
OBISPO DE LA IGLESIA CATÓLICA






martes, 6 de octubre de 2020

TESTIMONIANZA

 

TESTIMONIO DEL OBISPO DE ESLAVONIA OLIVER ORAVEC

Traducción castellana de gran parte de la introducción del libro escrito en eslovaco por Su Excelencia Monseñor Oliver Oravec bajo el título Pravda o Cirkvi (La verdad sobre la Iglesia http://home.nextra.sk/olinko/26.html Con permiso del autor ha realizado esta traducción castellana Patricio Shaw.

Fecha: lunes, 6 de febrero de 2012, 

¿Es el Vaticano el centro de una nueva secta?

Noviembre de 1998
Monseñor Oliver Oravec**

Introducción

   Ya se han cumplido treinta y tres años de la conclusión del llamado concilio vaticano segundo y veintiocho años de la implementación de la nueva misa y muchos otros cambios en la nueva «iglesia». «Gracias» a que viviéramos en un estado donde el régimen totalitario y en especial la omnipotencia del KSC[1] y la STB[2] nos impedían el acceso normal a eventos mundiales y vaticanos, no teníamos idea de los trasfondos de los cambios radicales de la neoiglesia.

   En aras de la claridad: bajo el concepto de nueva iglesia entiendo la comunidad eclesial que surgió tras la muerte del Papa Pío XII. Esta neoiglesia fue originada por el «papa» Juan XXIII y se arroga sin derecho alguno el nombre de «Iglesia Católica». La Iglesia Católica de nuestros padres continúa su marcha en pequeños grupos en todo el mundo bajo la dirección de sus obispos y sacerdotes. Son los católicos que conservan la Fe de nuestros padres, que fuera legada de generación en generación, de siglo en siglo. La neoiglesia destruyó casi todo lo que era santo y firme en la Iglesia. Es una religión completamente diferente.

   Desconociendo la verdadera situación en el Vaticano, nuestros católicos aceptaron estos cambios como si procedieran del Santo Padre, o del Vicario de Cristo por la obediencia debida a ese oficio. Todo católico fiel sabía que el mismo Espíritu Santo protege a un Papa de errores en asuntos de fe y de costumbres tocantes a la salvación. Además, en los años 50 había sido propia del régimen comunista y los movimientos de sacerdotes «pacifistas» sumisos y colaboracionistas la voluntad de arrancar la Iglesia de la adhesión a Roma viendo que el Santo Padre Pío XII era un luchador intransigente contra el comunismo que devastaba nuestra patria. También por eso Roma y el Papa eran la única esperanza que teníamos para oponer a esta ideología atea que en nuestra nación acarreó puros estragos morales y también económicos de los cuales nos estamos apercibiendo plenamente en este mismo momento. El Papa romano era para nosotros el garante de la Fe católica que nuestra nación siempre tuvo en alta estima. Esa Fe también tuvo la capacidad de unificar a la nación en sus momentos históricos más severos. La nueva fe, en cambio, tiene a la nación polarizada como nunca pudo estarlo en su historia.

   Por eso cuesta muchísimo comprender que desde la muerte de Pío XII los exterminadores mundiales de la fe de los católicos son justamente el Vaticano y sus supuestos papas, y que los cambios de la Nueva «iglesia» no se llevaron a cabo bajo la influencia del Espíritu Santo, sino bajo la influencia de las fuerzas de las tinieblas.

   Porque, ¿de qué otra manera se puede explicar que desde la conclusión del concilio más de ciento veinte mil sacerdotes abandonaron su ministerio y cientos de miles de religiosos su estado? Solamente en los Estados Unidos se otorga un promedio anual de cincuenta mil «anulaciones» matrimoniales, la mayor parte de los cuales son perfectos divorcios. ¿Cómo es posible que la Nueva «iglesia» no tenga ningunas vocaciones sacerdotales en el mundo desarrollado? ¿Cómo es posible que muchos recientes supuestos papas y teólogos reivindiquen impunemente a Lutero, Hus, Calvino, la homosexualidad, los divorcios y muchos otros errores condenados por la Iglesia en el pasado? ¿Cómo es posible que en Ruanda haya habido obispos, sacerdotes y religiosos católicos partícipes de masacres de otros católicos por razones racistas? ¿Cómo es posible que la liturgia católica se haya transformado en un «culto» protestante con palabras de la «consagración» deformadas, cuales Cristo jamás pronunció? ¿Por qué se han cambiado los ritos de ordenación de diáconos y sacerdotes y en particular de consagración de obispos, cuando las pautas de la validez de tales consagraciones habían sido definidas infaliblemente por Pío XII? ¿Por qué se han eliminado las órdenes menores? ¿Cómo es posible que los representantes de la neoiglesia organicen encuentros de oración con paganos que no creen en un Dios personal y que hasta ahora rinden culto a serpientes? ¿Y qué decir de los rezos conjuntos con judíos y otras religiones que odian o niegan a Cristo y su Iglesia? ¿Es pura casualidad que a la liquidación de la antigua Santa Misa latina en la Nueva «iglesia» alrededor del año 1970 siguiera un aumento galopante del terrorismo, la drogadicción, los divorcios, y en particular los abortos? ¿Cómo es posible que alrededor de sesenta millones de niños nonatos sean asesinados por año? En Estados Unidos hasta el año 1969 o 1970 la gente salía tranquila de paseo a las once de la noche, y hoy, con las puertas cerradas con tres cerraduras, tienen miedo de salir a la calle a las seis de la tarde. Nunca hubo en el mundo cristiano tanta homosexualidad, pornografía, enfermedades venéreas, divorcios. ¿Cómo es posible que solamente en Sudamérica decenas de millones de católicos se hayan pasado a sectas?

   Una situación similar se cierne sobre Eslovaquia, cuando pasó de país católico a uno semi-ateo en cuyas metrópolis más niños concebidos son matados que dados a luz, y donde hay más divorcios que matrimonios vitalicios. ¿Cómo es posible que entre los sacerdotes haya habido tantos colaboradores de la STB?

   Quedan muchas preguntas más, pero la respuesta es una sola:

   La dirección de la nueva «iglesia» está bajo el poder de enemigos de Cristo que quieren destruir la Fe católica mediante cambios revolucionarios. En la dirección de la Neoiglesia hay hombres que se ríen de la tradición católica que es obra del Espíritu Santo. La nueva conducción burla y contradice la enseñanza de santos papas del pasado.

   Es una pérdida de tiempo inculpar únicamente a la llamada mentalidad consumista de nuestro entorno y entretanto negarse a ver que es la dirección de la nueva «iglesia» la que hace mucho tiempo no es católica y la que ha causado que el mundo ya no tome a la Iglesia Católica en serio y haya renegado de Cristo y su moral.

   No estamos contra reformas legítimas y derechas en la Iglesia en asuntos no sustanciales, puesto que la Iglesia siempre se ha desembarazado de adjunciones superfluas y de formalismos que obstruían su apostolado. Pero los presentes cambios de la nueva «iglesia» están dirigidos a la sustancia del catolicismo y de sus sacramentos.

   Tampoco queremos afirmar que los representantes de la Iglesia nunca hayan pecado o que no puedan pecar, ya que la historia de la Iglesia testifica que también ellos son simples hombres y necesitan la santa confesión no menos que los demás. No cualesquier pecados excluyen automáticamente de la Iglesia a sus prelados. Pero hoy vemos que en la dirección de la nueva «iglesia» hay hombres que abiertamente enseñan errores condenados por la Iglesia y por lo mismo automáticamente (latae sententiae) se excluyen de la Iglesia Católica y pierden asimismo su oficio sagrado.

   Tampoco queremos ser sectarios fanáticos que ni siquiera saben lo que es sonreír. Un solo deseo tenemos: poder confesar la Fe que han confesado todos los confesores y mártires. Queremos ser partícipes y receptores de los sacramentos que vigorizaron a los católicos por casi dos mil años.

   Es una tragedia que muchos católicos sinceros que nunca estudiaron seriamente su religión o carecieron de los libros y del tiempo para hacerlo, siguen pensando ser miembros de la Iglesia Católica, cuando su iglesia se ha transformado en una neoiglesia —una secta modernista que ilegítimamente se llama «Iglesia Católica». Incluso en la nueva «iglesia» esos católicos reciben «sacramentos» ignorando que los mismos se han alterado tan drásticamente en su sustancia, que en su mayor parte son inválidos. Somos testigos del mayor fraude de la historia de la humanidad, en el cual muchos salen perdiendo.

   En esta obra tocamos varios temas que son actuales por indicar que la Neoiglesia no es la Iglesia Católica como la cual se presenta que sin derecho alguno. En la mayoría de las citas me valdré de Denzinger [Enchiridion Symbolorum], que es reconocido en los círculos eclesiásticos como fuente de la enseñanza oficial de los papas y, en general, del Magisterio de la Iglesia. También haré uso del Código de Derecho Canónico eclesiástico (CIC) con el número correspondiente. Emplearé el acróstico JPII para referirme a Juan Pablo II.

   Para una mejor comprensión de la enseñanza de la Iglesia recomiendo rogar a papas santos para que nos impetren la iluminación del Espíritu Santo. Recomiendo la intercesión de San Pío V y San Pío X. Conviene también pedir a la Santísima Virgen María, y a otros santos teólogos esa iluminación segura del Espíritu Santo.

   Dado que citamos muchas declaraciones oficiales de documentos eclesiásticos y no queremos alterar su significado en eslovaco, el texto de este libro carece en su mayor parte de arreglos literarios.

El «ecumenismo» actual

   En la Confesión de Fe (en el Credo) en la Santa Misa, la Iglesia confiesa: «Creo en la Iglesia una, santa...». Y he aquí que de repente los modernistas, los representantes de la Neoiglesia, y otros enemigos de la Iglesia nos quieren persuadir que la Iglesia está fraccionada y por lo mismo necesita unificarse mediante el llamado ecumenismo. Así se toma a la gente por tonta, haciéndola confesar algo que no debe creer. La Iglesia de Cristo, que es su Cuerpo Místico, no puede romperse ni fraccionarse. Siempre fue y es artículo de fe de la Iglesia de Cristo que esta misma Iglesia fue, es y será siempre una sola, y que ésa siempre fue la Iglesia Católica Apostólica Romana conectada con las Iglesias orientales que confiesan idéntica fe. Que de esta Iglesia hayan apostatado o se hayan separado ciertos católicos para después engendrar sectas, no puede llamarse fraccionamiento de la Iglesia. Ellos unilateralmente apostataron de la Iglesia de Cristo.

   Al ecumenismo no le importa en lo más mínimo la unión de todos los hombres en la Iglesia de Cristo, pero a los que están embriagados de pensamientos masónicos sí les importa fabricar una «iglesia» ecumenista grande que albergue a todas las creencias, errores e ídolos posibles. Lo que les importa es que esa mega-iglesia impida a los católicos proclamar su superioridad y su justicia, e iguale a todos. Esa mega-iglesia global irá olvidando gradualmente la enseñanza pura de Cristo, porque no podrá «ofender» a quienes no la compartan. Estará restringida a los problemas socio-ecológicos de la humanidad, cuales son las drogas, el ozono agujereado, el SIDA y otros. Todo aquel que afirme su catolicismo será silenciado por la autoridad global o por los pseudopapas y será tachado de fanático, intolerante y discriminador de otras religiones. Hoy mismo vemos que el poder mundial contemporáneo está constituido por hombres que odian al catolicismo tradicional en su efigie pura. Los representantes de la nueva iglesia alimentan de ecumenismo aún a religiones de paganos, mahometanos y judíos, para así paralizar por completo la actividad de los católicos.

   Por eso este llamado ecumenismo no tiene nada en común con el afán de la Iglesia Católica porque las sectas protestantes disidentes retornen al seno de la Iglesia de la que se salieron y porque reciban a Cristo hasta las últimas religiones no cristianas. La Iglesia practicó esa unificación por siglos enteros. Lo que este nuevo ecumenismo formula es la eclesiología protestante diametralmente anticatólica.

   Esta iglesia ecumenista debe tolerar la conciencia de los miembros de tales religiones acatólicas cuales aprueban el aborto, la homosexualidad, el divorcio y otros pecados contra la moral de Cristo. Si un católico sincero osa condenar esos pecados, será tachado de intolerante, racista y también antisemita y fascista. Una condena católica de ese tipo no gozará de la tolerancia de esta nueva iglesia y su «papa», porque será atentatoria contra los llamados derechos humanos que importarán más que los divinos.. Hoy mismo esa actitud llamada ecumenista contra los principios católicos es parte integral de códigos penales de países «desarrollados» de Occidente.

   Este tipo de ecumenismo siempre fue el sueño de los peores enemigos de Cristo. Es una tragedia que hoy mismo lo estén realizando, y con la ayuda de la nueva iglesia y los falsos papas. Los católicos siempre se resguardaron contra él, porque quisieron y quieren ser fieles a la misión que les encargó el mismo Dios —Jesucristo: «Id y evangelizad a todas las naciones y bautizadlas»[3] y «enseñadles a guardar todo lo que os he mandado»[4] y «el que no crea será condenado…»[5] Cristo no dijo que sus discípulos tolerasen y tuviesen en estima a otras religiones o que cada secta fuera un medio de salvación, como hoy nos lo hacen escuchar los ecumenistas en la nueva iglesia.

   La Iglesia históricamente abogó por una tolerancia civil en asuntos temporales para conservar la paz en una nación. Pero aquí nos las estamos viendo con una indiferencia religiosa que la Iglesia nunca vaciló en condenar.

   El Vaticano fue fiel a su misión hasta la muerte de Pío XII. En todo el mundo se expandían las misiones católicas, ascendía el número de conversos de otras religiones a la católica, se multiplicaban las vocaciones sacerdotales y religiosas. Una misma liturgia latina unía a todas las naciones.

   Fue particularmente el papa Pío XI quien en la encíclica «Mortalium animos» afirmó claramente la enseñanza de la Iglesia, que a la verdadera unidad sólo se llegará cuando todos los hombres reconozcan a Cristo y acepten a su Iglesia y lo hagan como miembros suyos, participando asimismo de sus sacramentos.

   La Iglesia no puede enseñar ninguna otra cosa, porque tiene presente a su divino Fundador y bajo la conducción del Espíritu Santo no puede engañarse. Todos los 251 papas hasta Juan XXIII estuvieron siempre muy lejos de contradecirse en este punto de doctrina, lo cual fue una prueba de que el oficio papal es una institución divina sin dejar de ser humana. Los representantes de la nueva iglesia que contradicen esta enseñanza no pueden ser verdaderos legítimos papas.

   Tras la muerte del papa Pío XII consiguieron ocupar el Vaticano en sus sitios más altos los enemigos de la Iglesia, quienes con la ayuda de teólogos modernistas y marxistas manipularon y dominaron el llamado concilio vaticano 2˚ con el cual tomó inicio la nueva iglesia que sin derecho alguno usurpa el nombre de católica.

   Esta nueva iglesia (secta) pudo surgir porque mientras el diablo sembraba cizaña, los clérigos y los laicos dormían…

   Esta nueva iglesia bajo la conducción del «papa» ilegítimo Karol Wojtyla (JPII) se alineó entre los enemigos de la verdadera Iglesia, porque con sus acciones escandalosas traiciona la tradición y la enseñanza de todos los papas, doctores de la Iglesia, mártires, y todos los santos.

   Condenamos este falso ecumenismo porque amamos a todos los no católicos y nos importa su salvación. Sólo con la verdad católica podemos ayudarlos a alcanzar la salvación eterna y no con el disparate ecumenista de los grandes méritos de sus religiones deformadas.

   El llamado concilio vaticano 2˚, al decir de Juan XXIII, debía abstenerse de proponer ninguna nueva doctrina y limitarse a ser pastoral. Juan XXIII, Pablo VI y también Juan Pablo II han defraudado a la Iglesia, porque hoy quien no acepta la nueva enseñanza sobre el ecumenismo y la libertad religiosa es tachado de renegado y descreído.

La Iglesia Católica sobreviviente en grupúsculos en todo el mundo, es fiel a su propia enseñanza en lo que hace a afanarse por el retorno de los no católicos a su seno.

___________________________________________________

  • * Traducción castellana de gran parte de la introducción del libro escrito en eslovaco por Su Excelencia Monseñor Oliver Oravec bajo el título Pravda o Cirkvi (La verdad sobre la Iglesia). http://home.nextra.sk/olinko/26.html Con permiso del autor ha realizado esta traducción castellana Patricio Shaw.
  • ** Oliver Oravec es un obispo católico sedevacantista. Nació en la República Eslovaca, en 1941. Estudió medicina y se graduó como odontólogo. En 1964 entró en un seminario clandestino, cuando Eslovaquia estaba tras la cortina de hierro, bajo control comunista. Fue ordenado sacerdote el 2 de febrero de 1968 en Brno, Checoslovaquia por Felix Davidek, obispo católico en la clandestinidad de Brno. En 1979, al ser denunciado por sus actividades clandestinas, se vio forzado a abandonar su país. Por un tiempo fue miembro de la Compañía de Jesús, hasta que se dio cuenta de que los Jesuitas eran la principal fuente de los problemas de la Iglesia. Se fue a Canadá, en donde ejerció como párroco en Toronto, hasta que abjuró de la misa del Novus Ordo en 1983, y empezó a ayudar a los católicos tradicionalistas de Ontario. Fue consagrado obispo el 21 de octubre de 1988 en Monroe, Connecticut, por Monseñor Robert F. McKenna O,P, (Nota de la Administración del Sitio)
  • [1] Partido Comunista de Checoslovaquia.
  • [2] Policía secreta comunista checoslovaca.
  •  [3] Mt 28, 19; Mc. 16, 15-16.
  • [4] Mt 28, 20.
  • [5] Mc. 16, 16.

 

Monseñor Oliver Oravec



En julio del corriente año 2014, murió el obispo católico romano Oliver Oravec, de nacionalidad eslovaca. Nació el 31 de mayo de 1941. En el año 1964, ingresó en el seminario clandestino y fue ordenado en 1968. En 1983 rompió completamente con la Iglesia Conciliar del Vaticano II y se asoció con la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, trabajando en Canadá.
En 1988, en Monroe fue consagrado por Monseñor Robert McKenna.

Monseñor Oravec consagró dos obispos: Monseñor John E. Hesson (que desarrolla su ministerio en Nueva Jersey) y Monseñor Raphaël Cloquell (que trabaja en Filderstadt, Alemania).

Pedimos a todos los fieles y amigos que eleven oraciones por este obispo.